domingo, 8 de enero de 2012


Lección 1: Definiciones y origen

Los Devas, otra categoría de seres


Deva significa «ser de luz». Los Devas pertenecen a un linaje inferior al de los ángeles, y no deben ser confundidos con ellos. La diferencia entre ambos estriba en que los ángeles poseen conciencia propia y la mayoría de los Devas no. V.B. Anglada, una de las personas que más ha profundizado en el tema, decía a este respecto que no existe fenómeno alguno en la vida de la naturaleza, incluidos aquellos que denominamos parapsicológicos o paranormales, en cuyas motivaciones ocultas no se halle la actividad de un deva o grupo de devas.
Los devas, también llamados «Elementales», se dividen básicamente en cuatro categorías: las Salamandras o «espíritus del Fuego», las Ondinas o «espíritus del Agua», las Sílfides o Silfos o «espíritus del Aire» y los Gnomos, también llamados enanitos del bosque o «espíritus de la Tierra». Estos Elementales son los corpúsculos de que se forman los cuatro Elementos, los cuales no existirían sin ellos; son entidades micro-orgánicas que forman el tejido del universo y están al servicio de quien sabe mandarlas. Son de alguna manera la infraestructura, la materia prima con la que fue creado el universo.
OndinasLos magos blancos los utilizan en sus invocaciones para lograr el restablecimiento de las personas o para aportar armonía al universo, pero los magos negros también pueden hacer uso de estas fuerzas, aunque en este caso actuarán los devas inferiores. Los devas son responsables de todo cuanto ocurre en sus elementos. Por ejemplo, no se puede declarar un incendio sin la participación activa y el consentimiento de las Salamandras, ni un maremoto sin la acción de las ondinas ni un tifón sin las sílfides o un terremoto sin los Gnomos.
El mago o el iniciado capaz de hacer obedecer a estos devas tiene, pues, el poder de detener o provocar cualquier fenómeno de este tipo, como lo hizo Moisés con las aguas. Lo que a los ojos de quienes desconocen estos mecanismos parece un milagro, no es más que la consecuencia directa de un proceso natural, que no resulta tan complicado como aparenta. Lo difícil es alcanzar el estado evolutivo que le permita a uno obrar estos prodigios.
Cada hogar tiene sus duendes protectores que son a veces responsables de ciertos ruidos o fenómenos extraños que se registran en las casas, ya que tienen el poder de imitar cualquier ruido, como el de un timbre, un ronquido, silbidos etc. También pueden mover objetos, cerrar puertas o incluso provocar roturas de vasos, platos etc. cuando existen cargas negativas -debido a peleas, enfados o emociones negativas de los habitantes de la casa- en el ambiente. Son muy juguetones y generalmente cuando se manifiestan es para dar fe de su presencia o para impresionar los sentidos. Los niños, hasta los siete años, son muy a menudo conscientes de su existencia, los duendes pueden ser para ellos auténticos compañeros de juegos.
Los animales del hogar también son muy sensibles a su presencia, sobre todo los gatos, cuando tienen comportamientos extraños, como ponerse a maullar sin razón aparente, puede ser debido a que un duende les está tirando de la cola. No hay que temer a estos devas, y si se hacen notar demasiado, se les puede rogar mentalmente que no molesten.
Aunque los devas inferiores que suelen aparecer cuando el ambiente de un lugar o una casa está enrarecido por disputas o tensiones pueden provocar alteraciones desagradables. Este es el caso de las casas «encantadas», estos devas infunden pavor a las personas que se encuentran en el entorno, pueden desde provocar ruidos de cadenas a abrir grifos o desplazar muebles. Para ahuyentarlos, son necesarios rituales de purificación y potentes rezos.

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