Nada es nuestro
Del 13 al 19 de mayo de 2012
El fundador del Centro de Kabbalah, Rav Áshlag, explica en su introducción de las Diez Emanaciones Luminosas: "Nada en este mundo es realmente nuestro. Aunque trabajemos por algo, lo que recibimos como resultado no es en realidad una posesión... Debemos ver todo en este mundo como si viniera del cielo".
Es un concepto poderoso, ¿verdad? Nada de lo que recibimos en el mundo, nada con lo que nacemos, nos pertenece realmente. Somos meramente un receptor de todas las bendiciones que llegan a nosotros y es nuestro trabajo cambiar de ser una vasija a ser un canal compartiendo esas bendiciones: nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestro amor, nuestra amistad, nuestro talento, de la mejor manera posible.
Cuando empezamos a creer que somos la fuente de las bendiciones de nuestra vida y que merecemos o hemos creado sin ayuda todo lo que tenemos, estamos diciendo en esencia que no necesitamos al Creador. Y con esa conciencia nos desconectamos de la Luz. La Luz sólo descansa allí donde hay un deseo verdadero por ella.
Como estudiantes de Kabbalah aprendemos al principio de nuestros estudios que la forma de recibir más Luz es compartir la Luz que tenemos. Vivir verdaderamente esta sabiduría significa que empezamos a vernos como los gerentes de nuestras bendiciones en lugar de los propietarios. ¡Entonces podemos convertirnos en un canal para la Luz del Creador!
Es un cambio muy dramático en nuestra conciencia y no es fácil de hacer, pero los resultados del esfuerzo valen la pena.
Todo lo mejor,
Yehuda
Secuencia de los 72 Nombres conectada a esta semana
Me concentro en compartir la Luz con mis amigos, mi familia y con toda la gran familia que es la humanidad. Llevo este Nombre conmigo al mundo real, y comparto estas herramientas con otros. Pido la fuerza para poder hacer lo que digo.
En mi mente, visualizo las aperturas y las oportunidades en el mundo para lograr la diseminación global de esta antigua sabiduría.
Sé que este Nombre está despertando las fuerzas de la inmortalidad e incrementando el gozo en el mundo. No espero ni exijo nada menos.
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