miércoles, 19 de diciembre de 2012





 
“Como es adentro es afuera, atiende tu propia oscuridad y te será claro el amanecer de un nuevo día”...

Haciendo una reflexión en torno a todo lo que se viene presentando al respecto, y haciendo también un análisis retrospectivo de la forma en cómo se ha comportado el ser humano ante cualquier situación desconocida o no explicable cuando esta se manifiesta. Me doy cuenta que no existe peor oscuridad que la propia ignorancia y temor infundado, no hay peor oscuridad, que aquella donde uno se siente a merced de fuerzas o eventos llenos de incomprensión. Hoy día nos podemos llenar de risa si vemos que alguien se angustia por un fenómeno de eclipse. Pero en la antigüedad no fue así. Hubo creencias que fueron el detonante de un comportamiento social absurdo.

Hoy día no estamos exentos de estas situaciones, por muy civilizados e instruidos que nos creamos. Enfrentar un fenómeno de naturaleza cósmica lo podemos dramatizar tal y como lo hacían sociedades antiguas que no entendían la razón de un eclipse, cometas, erupciones volcánicas, tormentas eléctricas y otras situaciones más. No faltaba quien siempre lo atribuía a un castigo divino con tinte fatalista. La verdad es que desde que se amplió nuestro conocimiento en general, encontramos la explicación para infinidad de situaciones. Descubrimos que la luna no tiene luz propia. Que la tierra no es cuadrada, ni tampoco el centro del universo. Que hay más galaxias y formas de vida inteligente, y también se descubrió la presencia de más cuerpos celestes y fenómenos cósmicos desconocidos. Hoy día también se sigue ampliando la comprensión de los fenómenos naturales para dejar de mitificarlos y asociarles con conceptos que no vienen al caso.

Nos encontramos dentro de un sistema planetario que está vivo, y que como tal, este desarrolla cambios y movimientos de manera continua. El hecho de poder experimentar algo nuevo podemos verlo como lo que es, un simple fenómeno de carácter temporal que no está asociado a ningún contexto esotérico, espiritual o religioso en donde lo puedan salpicar con interpretaciones que generen temor. La ignorancia e inconsciencia es la peor oscuridad a la que nos hemos enfrentado no por 3 días, sino durante siglos, y ello ha sido causa de grandes estragos y cataclismos a nivel social. Pero oscuridad que la que genera una guerra mundial no puede haber.

Dentro del marco actual, hay quienes buscan asociar este evento a una cosmovisión religiosa o cierto movimiento espiritual. Se respetan ante todo los puntos de vista. Pero no perdamos de vista que también se puede tratar de un evento que no por ser de proporción cósmica, lo hace más relevante o catastrófico, ni tampoco deja de ser como una especie de temporal con días nublados que no permiten apreciar el sol. El que nos veamos en medio de una sombra inusual con posibles efectos electromagnéticos, no lo vuelve el fin de nada. Recuerden como en el pasado hubo varios intentos de asociar fechas y eventos a una especie de catástrofe para darle credibilidad a cierta cosmovisión mal fundamentada.

¿Qué hace uno cuando se nos pronostica mal tiempo?... ¿Ya sea un huracán, u otro tipo de situación adversa?... Tan solo se repliega uno a la seguridad del hogar, evita exponerse innecesariamente a la intemperie. Y se toman medidas preventivas básicas. (Suministro suficiente de agua potable, fuentes de energía alterna ante posibles cortes de la energía eléctrica, provisión de alimentos no perecederos y ropa apropiada para posible descenso en la temperatura.

Así que sin necesidad de andarse preocupando de más, o el de estar fantaseando y especulando infundadamente. Tan solo hagamos lo que nos dicta el sentido común ante situaciones de esta índole... ¿Y qué es lo que debemos hacer en caso de que se presente el fenómeno de oscuridad?... Nada, solo observarlo y aguardar hasta que pase la situación. Así que les invito apreciar las cosas desde su perspectiva real. Tenemos enfrente la posibilidad de experimentar algo nuevo, pero eso es todo. Recordemos como reaccionábamos ante situaciones que se nos presentaban por vez primera, esto nos podía  atemorizar hasta que comprendíamos que no pasaba nada. Y que solo era algo natural.

Actuemos entonces desde la madurez. Tomar las medidas preventivas como lo haríamos ante un posible temporal, esto no le hace daño a nadie, ni está de más, y tampoco pasa nada si durante esos días cancelamos compromisos, dejamos de trabajar o viajar, de pasear o divertirnos al exterior. Aprovechemos la ocasión de estar guardados para reforzar los vínculos familiares. Para sanar las heridas y resentimientos. Reflexionemos sobre nuestro modo de vivir, y lo que hemos hecho por convertir este mundo en un espacio más amable.

Prepárate entonces para el evento del Solsticio del 21 de Diciembre con una breve meditación diaria centrada en el corazón. Y usa para ello cualquier medio que te motive. Ayuda también a difundir este mensaje en otras redes y medios. Alguien te lo agradecerá.

Ari Shemoth
 
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