LA HISTORIA DEL ARBOL SAGRADO DEL MUNDO
Para toda la gente de la tierra, el Creador ha plantado un Árbol Sagrado debajo del cual pueden reunirse y encontrar la sanación, el poder, la sabiduría y la seguridad.
Las raíces de este Árbol se extendieron profundamente en el cuerpo de la Madre Tierra. Sus ramas se propagan hacia arriba como manos que oran al Padre Cielo.
Los frutos de este árbol son las buenas cosas que el Creador le ha dado a la gente: enseñanzas que muestran el camino hacia el amor, la compasión, la generosidad, la paciencia, la sabiduría, la justicia, la valentía, el respeto, la humildad y otros maravillosos regalos.
Los antiguos nos enseñaron que la vida del Árbol es la vida de la gente. Si la gente vaga lejos de la sombra protectora del árbol, si se olvidan de buscar el alimento de su fruto, o si se vuelven contra el Árbol y tratan de destruirlo, gran dolor caerá sobre el pueblo.
Muchos se enfermarán del corazón. La gente perderá su poder. Dejarán de tener sueños y visiones. Comenzarán a pelear entre sí por pequeñeces sin valor. Serán incapaces de decir la verdad y tratar con los demás con honestidad. Se olvidaran de cómo sobrevivir en su propia tierra. Sus vidas se llenaran de ira y tristeza. Poco a poco irán envenenando todo lo que toquen.
Se predijo que esto sucedería, pero que el árbol nunca moriría. Y que mientras el Árbol tuviera vida, la gente vivirá. También se predijo que llegaría el día en que el pueblo se despertaría de un largo y aletargado sueño, y que iban a comenzar, tímidamente al principio pero luego con gran urgencia, a buscar el Árbol del Mundo.
El paradero del Árbol y los frutos que adornan sus ramas siempre ha sido cuidadosamente guardado y preservado en las mentes y los corazones de nuestros sabios ancianos y líderes.
Estas humildes, amorosas y dedicadas almas guiarán a cualquier persona que busque honesta y sinceramente el camino que conduce a la sombra protectora del Árbol del Mundo.
Traducción: Maria de los Angeles Rodeiro
Para toda la gente de la tierra, el Creador ha plantado un Árbol Sagrado debajo del cual pueden reunirse y encontrar la sanación, el poder, la sabiduría y la seguridad.
Las raíces de este Árbol se extendieron profundamente en el cuerpo de la Madre Tierra. Sus ramas se propagan hacia arriba como manos que oran al Padre Cielo.
Los frutos de este árbol son las buenas cosas que el Creador le ha dado a la gente: enseñanzas que muestran el camino hacia el amor, la compasión, la generosidad, la paciencia, la sabiduría, la justicia, la valentía, el respeto, la humildad y otros maravillosos regalos.
Los antiguos nos enseñaron que la vida del Árbol es la vida de la gente. Si la gente vaga lejos de la sombra protectora del árbol, si se olvidan de buscar el alimento de su fruto, o si se vuelven contra el Árbol y tratan de destruirlo, gran dolor caerá sobre el pueblo.
Muchos se enfermarán del corazón. La gente perderá su poder. Dejarán de tener sueños y visiones. Comenzarán a pelear entre sí por pequeñeces sin valor. Serán incapaces de decir la verdad y tratar con los demás con honestidad. Se olvidaran de cómo sobrevivir en su propia tierra. Sus vidas se llenaran de ira y tristeza. Poco a poco irán envenenando todo lo que toquen.
Se predijo que esto sucedería, pero que el árbol nunca moriría. Y que mientras el Árbol tuviera vida, la gente vivirá. También se predijo que llegaría el día en que el pueblo se despertaría de un largo y aletargado sueño, y que iban a comenzar, tímidamente al principio pero luego con gran urgencia, a buscar el Árbol del Mundo.
El paradero del Árbol y los frutos que adornan sus ramas siempre ha sido cuidadosamente guardado y preservado en las mentes y los corazones de nuestros sabios ancianos y líderes.
Estas humildes, amorosas y dedicadas almas guiarán a cualquier persona que busque honesta y sinceramente el camino que conduce a la sombra protectora del Árbol del Mundo.
Traducción: Maria de los Angeles Rodeiro
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