DISCERNIR....
CONFERENCIAS
Consejo de los Ángeles: Las conferencias deben quedarse para las aulas
En teoría, las conferencias son discursos que se dan desde el conocimiento, para que otros aprendan. Pero el hecho de dar una conferencia o un sermón o recibirlos puede ser muy molesto. Puedes sentir continuamente la necesidad de aconsejar a un amigo o a una persona que quieres, por su forma de vida o su salud e, incluso, por las decisiones que ha tomado. Puedes creer que tus sermones tienen su origen en el amor y en el deseo legítimo de ayudar a otro y puede que sea así. Por desgracia. El hecho de estar siempre dispuesto a dar consejos, pero nunca a recibirlos, parece ser una condición de la naturaleza humana. Pocos aprecian que les digan lo que debe hacer y aún están menos dispuestos a cambiar de parecer por un consejo. Los ángeles no son buenos dando sermones, pero son comprensivos. Cuando queramos ayudar verdaderamente a alguien, debemos escucharlo, ponernos en su lugar y hacerle preguntas decisivas que puedan ayudarlo a ver con claridad y a descubrir cómo abordar el problema por sí mismo.
¿Has intentado alguna vez aconsejar a alguien? Hay gente a la que le guste recibir tus consejos. Imagina que los ángeles te dieran un sermón sobre tu vida ¿Qué y cómo te lo dirían? ¿Te ofendería o podrías aprender algo? Si realmente quieres ayudar a alguien, piensa qué elementos angelicales podrías incorporar a tus consejos.
Meditación de los Ángeles: Respondo a las verdaderas necesidades de los demás, no a mi concepto personal de cuáles deberían ser.
Consejo de los Ángeles: Las conferencias deben quedarse para las aulas
En teoría, las conferencias son discursos que se dan desde el conocimiento, para que otros aprendan. Pero el hecho de dar una conferencia o un sermón o recibirlos puede ser muy molesto. Puedes sentir continuamente la necesidad de aconsejar a un amigo o a una persona que quieres, por su forma de vida o su salud e, incluso, por las decisiones que ha tomado. Puedes creer que tus sermones tienen su origen en el amor y en el deseo legítimo de ayudar a otro y puede que sea así. Por desgracia. El hecho de estar siempre dispuesto a dar consejos, pero nunca a recibirlos, parece ser una condición de la naturaleza humana. Pocos aprecian que les digan lo que debe hacer y aún están menos dispuestos a cambiar de parecer por un consejo. Los ángeles no son buenos dando sermones, pero son comprensivos. Cuando queramos ayudar verdaderamente a alguien, debemos escucharlo, ponernos en su lugar y hacerle preguntas decisivas que puedan ayudarlo a ver con claridad y a descubrir cómo abordar el problema por sí mismo.
¿Has intentado alguna vez aconsejar a alguien? Hay gente a la que le guste recibir tus consejos. Imagina que los ángeles te dieran un sermón sobre tu vida ¿Qué y cómo te lo dirían? ¿Te ofendería o podrías aprender algo? Si realmente quieres ayudar a alguien, piensa qué elementos angelicales podrías incorporar a tus consejos.
Meditación de los Ángeles: Respondo a las verdaderas necesidades de los demás, no a mi concepto personal de cuáles deberían ser.
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