En el comienzo del tercer milenio, con un mundo globalizado y preocupado mas en la geopolítica y en amasar cuantiosas fortunas, apoyados en un desarrollo tecnológico imponente, con un hombre sumido en la velocidad y el stress ciudadano, te preguntaras, porque hablar de algo tan lejano al mundo real, que forma parte del universo de la ilusión y la fantasía. La respuesta será, tal vez, que esos seres mágicos nos dan la esperanza, de que, la imaginación inocente de la niñez, aun perdura dentro de nuestros corazones, solamente adormecida, esperando que una fresca brisa de un puro de corazón, desprovisto de toda maldad, halle las condiciones optimas, para volver a ver, hablar y creer en la hadas como cuando era niño.
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