domingo, 22 de julio de 2012


CURSO DE ANGELES
LECCION 45
DICTADO POR ALEXIIS
PUBLICADO POR MARIA ELENA SYRO P
EL ÁNGEL DEL SERVICIO

Los místicos de todos los tiempos siempre han sostenido que sólo cuando el discípulo ha sido iniciado en el significado de la palabra “servicio” está listo para recibir la infusión del Yo Espiritual.
Ahora podemos comprender la razón por la cual el servicio es tan importante en nuestras vidas: es una de las piedras basales sobre las que edificaremos el edificio en el que hemos de recibir al Yo Superior. También deberíamos reconocer que la palabra servicio no significa convertirse en un “sirviente”, ni implica ninguna clase de servidumbre. Por el contrario, el término servicio implica las ideas de “¿Qué puedo hacer para mejorar este mundo?”, “¿Cómo puedo ayudar mejora los otros sin pasar por encima de su propia independencia?”, “¿Qué oportunidades veo para promover la cooperación, la unidad y el sentido de hermandad entre los hombres?”.
Las viejas escuelas respondían a estas preguntas y mostraban a los estudiantes cómo hacer el mejor uso de este mundo a través de las enseñanzas del verdadero significado de términos como inocencia, inclusión, idealismo y amistad universal.
En las academias sagradas, el Ángel del Servicio era considerado una mezcla perfecta de energías masculinas y femeninas, y el maestro que lo personificaba en las ceremonias vestía una túnica azul que simbolizaba la devoción y el idealismo. Sus disciplinas estaban dirigidas a despertar en los discípulos una efusión de amor hacia toda la humanidad, el desarrollo de un ideal que beneficiara a todos los hombres y un curso de acción para llevar a cabo ese plan.
El maestro principal sabía que en una conciencia centrada en el servicio y el olvido de sí mismo habría de producirse una absoluta transformación. Toda sensación de separación y de segregación habría de desaparecer por completo y sería reemplazada por un sentimiento de unidad con todas las personas, de vinculación con toda la familia planetaria. Y cuando desaparecieran esas barreras, el discípulo llegará a ver el mundo exterior como una totalidad indivisible, y se produciría una reacción similar, porque cuando se aplica un principio espiritual a uno de los niveles, también se convierte en una ley en el otro nivel. Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba.
Según esta verdad, cuando el iniciado comprende que, en un sentido cósmico, los límites y las distinciones no pueden existir, cuando llega a percibir que todo es una esencia omnipresente, un nuevo amanecer comienza a despuntar en el plano interior, conduciendo al matrimonio místico y a la consumación de la Gran Obra. A través de una conciencia de servicio, la personalidad y el Yo se reúnen y se convierten en uno, y es a través de este matrimonio que nos unimos conscientemente a Dios.
En el plano físico, el rastro del Ángel del Servicio puede quizás llevarnos hasta Ganímedes, quien, según una leyenda griega era hijo de un rey troyano y, cuando Zeus lo vio en el Monte Ida, quedó tan impresionado por la belleza del joven que lo llevó consigo al Monte Olimpo, donde se convirtió en el copero de los Dioses.
Tené en cuenta que la “copa” es un símbolo del Santo Grial, que contiene las aguas vivientes de la vida eterna y de la copa de Cristo, citada en marcos 9:41: “todo aquel que os dé de beber una copa de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa”. Y los “Dioses” a quienes se ofrecía la copa están identificados en Salmos 82:6 “Yo había dicho: ¡Vosotros Dioses sois todos vosotros, hijos del Altísimo!”. Ese vosotros nos representa a todos nosotros, los hombres, la familia planetaria de las almas que están buscando la divina identidad.
¿Podemos ver ahora que Ganímedes representa al Aguador de Acuario y a la vida y el Poder del Ángel del Servicio? El Ángel toma la energía de Acuario y la derrama sobre todos nosotros, para despertar la inspiración del servicio. Sentimos el espíritu de altruismo y escuchamos el llamado de la amistad cósmica con todas las almas.
La palabra altruismo tiene aquí gran importancia. Significa desinterés -”preocupación desinteresada por el bienestar de los otros” (Webster). La palabra es para contraponerla al egoísmo – es decir lo opuesto al egoísmo, la vanidad y la arrogancia. Ingresamos a esta conciencia del altruismo cuando comprendemos completamente el mensaje citado por Juan (15:12-13): “Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos”.
Al saber que el servicio precede a la Divina Fusión – es decir, el despertar espiritual -, nos proponemos que nuestra misión adquiera una dimensión más universal, que nuestras ideas sean más amplias y que nuestras acciones sean más democráticas. Nuestras afirmaciones son: “Sigo adelante, en pos del objetivo de prestar un servicio más completo; yo soy el alma, cuya naturaleza es luz, amor y desinterés. Oriento mi mente hacia la luz, y en esa luz logro ver el alma. Yo soy el Plan y mi tono está en consonancia con el tono de todo lo que respiras”. Y la “síntesis” se convierte en el principal objeto de nuestro trabajo.
Síntesis significa “reunir o ensamblar partes o elementos para que conformen un todo” (Webster). La síntesis preside la tendencia que hoy predomina en el proceso evolutivo. Todo está trabajando hacia la conformación de bloques unificados más grandes, hacia las amalgamas, las relaciones internacionales, la planificación a nivel mundial, la hermandad entre los hombre, la fusión económica, el libre fluir de productos que proceden de todas partes del mundo, la independencia, la tolerancia y la fraternidad entre las diferentes religiones, el surgir de movimientos que se basan en el bienestar del conjunto de la humanidad y el auge de conceptos ideológicos que se ocupan del todo y luchan contra la división, la separación y el aislamiento”.
Con el objetivo de conformar un todo, nos disponemos a servir de acuerdo con las capacidades de cada uno y sus posibilidades y sentiremos siempre que, a nuestra derecha, marchará el Ángel del Servicio y de la Síntesis. Como mencionado antes, este Ángel utiliza la energía de Acuario, y su característica principal es su amor a los seres humanos, un sentimiento de cósmica realeza con toda la humanidad…. Nadie es un extranjero o un extraño.. todas las desigualdades de raza, color, nacionalidad, credo o casta, desaparecen por completo. Acuario es el signo matriz que recibe, sintetiza y equilibra las fuerzas de los otros signos zodiacales.
El poder siempre activo de Acuario brinda la capacidad necesaria para destruir las viejas influencias, aislacionistas y cristalizadoras, que operan sobre el hombre y el planeta, liberando fuerzas que producen cosas, ideas, enseñanzas o procesos completamente nuevos. Su energía parte del pasado para modelar el futuro mientras aún vivimos el presente.
A este Ángel se lo asocia con la esperanza en la conciencia del aspirante y con el poder de la fe en el discípulo.
Detengámonos por un momento para considerar el tema de la fe, debido a que sin ella resulta muy difícil que lleguemos a ser eficaces servidores del mundo. Jesús dijo: “Porque de acuerdo con vuestra fe habréis de recibir”. Y “si tenéis fe como un grano de mostaza… nada os será imposible”. Estas afirmaciones parecen imponer ciertas condiciones: Si tienes fe, todas tus oraciones serán respondidas. De modo que Pablo fue más lejos y explicó lo que Jesús quiso decir. Dijo que “la fe es la sustancia de las cosas por las que esperamos, la evidencia de las cosas que no vemos”.
Jesús nos dio el principio y Pablo nos proporcionó la explicación, o sea que la fe es sustancia. Y la sustancia es Energía Creativa, la fuerza de la creación. Además la fe es la energía universal de la cual nacen, se nutren y se mantienen todas las cosas. Este poder creativo que se encuentra en el interior de cada uno de nosotros es la evidencia (la prueba) de que nuestras oraciones han sido respondidas, incluso antes de que podamos ver los resultados acabados.
La fe es el poder en acción, el brillo, del YO SOY EL YO SOY(el verdadero yo). Es la energía pensada del Santo uno que nos habita, conociéndose a sí misma y a su poder de ser y de hacer. Esa energía se pregunta: “¿Hay algo demasiado difícil para mí? ¿Hay alguna actividad del servicio del mundo que sea un problema demasiado difícil par que yo lo maneje y resuelva?”. Y se responde: “Puedo hacerlo todo”. ¿Quién está pronunciando esas palabras? ¡Tu Yo! Y tu contacto con ese Yo te lleva hacia la unidad con la fe que puede mover montañas.
Recuerda que esa energía lo es todo, que, aparte de ella no hay ninguna otra cosa. Todas las cosas que están a la vista y todas las que están ocultas, todas las cosas visibles y todas las invisibles, la materia y la sustancia, todo es pura energía y esa energía constituye la naturaleza de todas las formas.
Avanza en tu conciencia e ingresa en este verdadero mundo de pura energía y contempla con tu ojo interior el vasto campo de energía que te envuelve y apremia a tu conciencia para que lo manifieste a través de tu persona. Tú estás viviendo y moviéndote y siendo en el océano de la Energía de Dios, o energía espiritual, y deberías canalizar conscientemente esta energía – que constituye tu fe en tus meditaciones. Así se abrirá el camino para ver el plan, para afirmar tus ideales y para llegar a servir con amor y con inspiración.
El rol de este Ángel consiste en despertarnos para que percibamos la fe en acción, para darnos el poder que emana de la confianza absoluta en el mundo de las energías y para ayudarnos a vivir en el mundo controlando conscientemente nuestro destino.
Si la influencia de este Ángel se encuentra bloqueada por el miedo y la ansiedad, nos convertiremos en soñadores que nunca han de pasar a la acción, en planificadores carentes de todo poder. Pero este no es el caso de aquellos que han escuchado la llamada y que acercan la copa de la vida a los labios de la humanidad sedienta. Miremos el ejemplo de los millones de personas que están enroladas en grupos ambientalistas, o que promueven la responsabilidad social, o la diplomacia ciudadana, que militan en grupos con intereses políticos, o que luchan por la paz.
Observemos el peso de la opinión pública que se está movilizando para utilizar los recursos del mundo para contrarrestar el hambre, curar las enfermedades, impulsar la paz, atender las necesidades de las personas sin hogar y promover la justicia.
Este Ángel acelera el trabajo de receptividad en los estados de conciencia para que se puedan ensamblar todas las piezas para componer una nueva imagen del mundo.
Nunca te consideres demasiado insignificante como para servir al mundo. Cada vez que aportas tu grano de arena, en forma de pensamientos y de palabras justas, estás contribuyendo con el mundo.
Si le preguntamos al Ángel ¿qué es lo que podemos hacer para orientarnos más hacia el servicio del mundo y para ser más útil en nuestro trabajo?, nos dirá que comencemos por el círculo más pequeño, nuestro propio mundo personal y que concentremos allí nuestro servicio.
Prestemos amorosa atención a las necesidades emocionales, mentales y espirituales de las personas que componen nuestro círculo inmediato. ¿Las estamos haciendo elevar o deprimir? ¿Las estamos escuchando o sermoneando? ¿Estamos encendiendo la llama de la alegría y contribuyendo a la felicidad de otros, o estamos dejando pasar esas oportunidades con el pretexto de que estamos muy ocupados?
Debemos llevar la paz a cada mesa y servir sólo copas llenas de comprensión, perdón y amor. El círculo interior es el campo más arduo para entrenarse en el servicio del mundo, debido a la paradoja de la familiaridad y del hábito de juzgar a los demás. Sin embargo, el servicio no puede extenderse a todas las personas hasta que no esté bien asentado en la base de haber servido a unas pocas. Comencemos por ver sólo la Verdad del Único en aquellos que se encuentran cerca nuestro y luego dejemos que la visión se vaya ampliando hasta incluir a todos los ciudadanos del mundo.
Es llevar paz y alegría a nuestro entorno inmediato, sabiendo que ese entorno forma parte de un todo y luego ir ampliando siempre un poco más nuestro círculo para curar y armonizar todo lo que encontremos a nuestro paso.
No debemos abandonar un círculo hasta no haber demostrado con el ejemplo la dignidad del individuo y el significado de la verdadera hermandad entre los hombres. Todas las almas buscan experimentar la sensación de la propia majestad y el sentido de su propio valor.
¿Cuándo miras al mundo, cómo haces para ver a la persona que está diferenciándose del resto?
Descubre qué es lo que puedes ofrecer con mayor satisfacción personal y desarrolla en la acción la habilidad para utilizar esa destreza a favor del bien general, lo que no significa necesariamente asumir una perspectiva global. Desde el momento en que se producen las contribuciones individuales, todas las actividades se inscriben en la corriente de la vida, y como la corriente es universal los actos de una persona afectan, en diversos grados, a todos los demás.
Si a ti te gusta escribir, cualquier otro puede gozar con poner orden en los negocios o con afinar las operaciones para lograr un nivel más alto de productividad. Otro puede desear pintar obras de arte, creaciones que se inscriban en la corriente de la vida para reflejar mayor belleza en el mundo. Otros pueden querer enseñar, cantar, vender, reparar o fabricar cosas. Entre todas estas actividades hay muy poca diferencia, desde el momento en que el individuo está derivando todo su placer de una actividad regida por principios, pues es la alegría del hacer lo que alimenta y moviliza la corriente, lo que hace que sus ondas trasciendan el tiempo y el espacio y lo que hace que se logre prestar un servicio.
¿Hay formas de servicio más grandes que otras, es decir, por ejemplo, obras que puedan afectara mayor cantidad de personas?
En verdad, la forma más grande de servir al mundo es vivir una vida de conformidad con la verdad espiritual, pues entonces cada uno de los servicios que prestemos podrán afectar el destino de la humanidad.
Finalidad: Motivarnos para prestar mayores servicios al mundo y para comprender la razón por la cual el servicio es uno de los requisitos fundamentales para recibir la Energía del Yo Superior.
Rasgos negativos que puedan presentarse a partir de las proyecciones del ego: un individuo soñador que no emprende ninguna acción concreta, que hace planes sin ningún poder, alguien cuyos sentimientos son heridos con mucha facilidad, que por lo general actúa de manera muy poco eficaz y presta poca ayuda en las situaciones que así lo requieren.
Su energía resulta bloqueada debido a: una conciencia llena de miedo y ansiedad, cuya fe está puesta más en la desgracia que en la buena fortuna – “todo ha de andar peor, si aún es posible…”.
FE, ESPERANZA Y OPTIMISMO
El optimismo implica mucho más que buen humor. El verdadero optimismo precisa fortaleza y valor en grandes cantidades. No es algo para los débiles o los temerosos. No es fácil mirar con franqueza el estado ridículo, insensato, de la condición humana sin dejar de ver la luz de posibilidades y soluciones.
Mucho más fácil es ser pesimista; tanto es el apoyo que existe para mantener un estado constante de pensamiento negativo. En esencia, los optimistas nadan corriente arriba, pero consideran que vale la pena hacerlo pues lo que verdaderamente se opone al optimismo no es tan sólo el pesimismo: es la desesperanza, la duda y la depresión. El optimismo se rehúsa a aceptar la desesperanza y la duda. El optimismo no guía de manera natural y espontánea hacia la consecución de los objetivos superiores y el mantenimiento de los valores superiores.
Cada nuevo día nos enfrenta a polaridades mayores sobre la tierra. Muchas son las personas que buscan el poder superior en sus vidas, y el mundo está vivo con la luz centellante de la verdad pero al mismo tiempo la oscuridad es cada vez más oscura. La luz es poderosa y los Ángeles nos acompañan durante todo el camino, nos alientan, nos iluminan la mente con la luz del día. No es necesario aceptar estadísticas funestas; los que logran algo a pesar de todas las dificultades no son pesimistas, sino optimistas. Es posible que alguna vez los optimistas tengan que transitar por un camino irregular, pero nadie tiene por qué aceptar las críticas negativas ni las estadísticas funestas ofrecidas por los pesimistas.
La esperanza es el ingrediente principal para llegar a ser optimista, es un sentimiento de confianza y presunción de que todo saldrá bien. No existe nada que se llame falsa esperanza. Si tenemos cierta esperanza y se nos cruzan los pesimistas que nos dicen que no, pidámosles que se guarden para ellos los pensamientos negativos. En los momentos más extremos de la vida sería conveniente tener una ley que impidiera que a las personas positivas se les hicieran comentarios negativos. Muchas veces un comentario puede ser peor que un puñetazo en pleno rostro.
Todos tenemos el derecho de esperar y crear un clima mental positivo, lo que a su vez genera resultados positivos; y este derecho tendría que ser protegido. También tendríamos que estar protegidos contra los médicos que disfrutan de jugar a Dios diciéndoles a los pacientes enfermos cuánto tiempo tienen que vivir.
Alguien que quiera debatir podrá decir que la esperanza significa no vivir el momento, por lo que algo de malo tiene que haber respecto de la esperanza. Vivir el momento verdaderamente a cada instante es algo que sucede en nuestro interior; básicamente significa permanecer despiertos y alertas. El hecho de permanecer despiertos y alertas no tiene por qué generar dolor, y es por eso que existe la esperanza. Realmente me sorprendería encontrar a una persona feliz y positiva que en su interior no valorara la esencia de la esperanza.
Si practicáramos ofrecer esperanzas a cada persona que conociéramos, y si a su vez ellas nos la ofrecieran, la esperanza reinaría y el día del juicio final nunca llegaría. Dado que esta utopía no es la realidad, tenemos que crearla en la imaginación, y podemos hacerlo invocando la fe. La esperanza y la fe existen juntas sinérgicamente.
La esperanza y la fe son dones de Dios, o de nuestro poder superior. Para que la fe trabaje en nuestra vida como un acelerador angélico, debemos reconocer el hecho de que no existe en forma pura, a menos que en el corazón nos formemos la profunda convicción de que Dios es una presencia real en nuestra vida, la luz que nos guía por el camino. Para tener una verdadera fe debemos reconocer un poder superior en la vida, en el corazón, en el alma y en la mente. La práctica de la fe fortalece las relaciones personales con este poder superior. Entonces, ¿Dónde encontramos a Dios? Exactamente aquí y ahora; la tierra que pisamos es tierra sagrada.
Cuando la realidad que vivimos es “fe en Dios, en Dios confiamos”, el temor no existe. Si realmente tenemos confianza y fe en Dios no hay motivos para temer a nadie ni a nada en esta vida. El temor es un poder fuerte, pero al fe es mucho más fuerte. Un viejo dicho reza así: “El temor golpeó a la puerta. La fe respondió. No había nadie”.
Otro esquema negativo que no puede operar en presencia de la fe es la preocupación excesiva. La preocupación es un tormento; genera dudas y ansiedades para autosustentarse, lo que a su vez aleja al preocupado del optimismo, al esperanza y la fe.
La fe está compuesta por Ángeles. Cuando declaramos la fe, se forma un paso de Ángeles que desde nuestro ser pasa por las puertas del cielo y llega a Dios. La fe es una convicción interior que nos lleva más allá de la creencia, hasta un estado de unicidad con la confianza afectuosa. La fe es energía positiva focalizada sobre un deseo o una creencia que queremos que se realice; es energía muy poderosa en estado bruto. Se torna más brillante por medio de la acción correcta, y pierde su esplendor con la inercia.
Cuando declaramos nuestra fe, para que siga funcionando debemos convertirla en nosotros mismos; es decir, tenemos que ser uno con la fe para no pensar en ella sino dejar que nos guíe. Las acciones y prácticas que realicemos generarán los resultados deseados cuando lleguemos a unirnos con la fe. Los Ángeles siempre están con nosotros para proteger el pensamiento positivo y la fe. Entonces, si perdemos parte de nuestra fe, podemos pedirle más a los Ángeles y a Dios.
A veces puede suceder que el hecho de tener fe en una situación en particular no tenga sentido para nosotros. En otras palabras, podemos tratar de excusar a los Ángeles imaginando que ellos no pueden ayudarnos en determinada situación. De esta manera, generamos dudas y cancelamos la fe. Los Ángeles son muy listos cuando un ser humano necesita ayuda. Puede suceder que los Ángeles aparezcan con forma humana para proteger a personas que ni siquiera los ven, pero sí los ven otros seres humanos que puedan tener malas intenciones para con ellas.
Tengamos fe, puesto que los Ángeles pueden distraer o cambiar la percepción de otros que tengan intenciones de perjudicarnos. Entonces, incluso aunque con la imaginación no logremos encontrar la forma para recibir la ayuda de los Ángeles, no los limitemos; dejemos que ellos hagan lo suyo y tengamos fe: estamos protegidos. Y siempre recordaremos solicitar ayuda, no importa cuál sea el estado de nuestra fe.
Quizás resulte difícil (aunque no imposible) que una persona demasiado cómoda (no inclinada a colocarse en situaciones peligrosas) practique la verdadera fe. Aquellos que están “en problemas” desarrollan una fe muy profunda puesto que les resulta necesaria para sobrevivir. La ironía de esto es que los cómodos necesitan más de la fe ya que son más susceptibles a la depresión y al aburrimiento, y pueden llegar a sentir un vacío espiritual hasta que por fin tienen fe en sí mismos y salen a practicar su espiritualidad especial como un don para el mundo.
La fe y la esperanza no son sustancias tangibles; no son lo mismo para todos. Los aceleradores angélicos tales como la fe y la esperanza asumen distintas formas en cada persona, porque cada uno de nosotros es una faceta única de la luz de Dios. Ser fiel significa ser consciente, honesto y preciso. Vemos la verdad, por más incómoda que resulte, y tenemos fe en nosotros mismos para crear un resultado positivo y encontrar soluciones creativas; a su vez, esto nos da esperanza y nos convierte en verdaderos optimistas.
Los Ángeles son manifestaciones de las esencias y fuerzas energéticas de Dios, capaces de transmitir a los seres humanos aceleradores tales como la fe y la esperanza. Son dones que aceleran el crecimiento espiritual y nos traen paz al corazón. Cuando estaos felices y tenemos paz mental, somos uno con Dios y los Ángeles.
PROGRAMACIÓN ANGÉLICA Nº 38
Curar el Planeta
Estamos acostumbrados a considerar la energía del planeta algo externo a nuestro ser interior. Sin embargo, toda forma parte de la ecología, nosotros somos uno con el Universo.
Es muy importante que empecemos a tomar conciencia de esto, para que nuestro crecimiento sea una totalidad concreta, donde los Ángeles puedan crear su plataforma de luz, porque necesitan de nosotros para realizar mejor su servicio.
Este ejercicio nos va a permitir comprender hasta qué punto podemos nutrir y participar para que nuestro mundo sea realmente mejor.
Primero relajamos nuestro cuerpo; vamos a cerrar los ojos y chequear la energía de luz que somos.
Ya podemos iluminar nuestros bloqueos físicos, emocionales o mentales y curar en forma más afinada nuestro sistema interno.
Comenzamos siempre relajando nuestros músculos y nos conectamos hasta llegar al plano molecular de todo nuestro cuerpo.
Visualizamos el Planeta Tierra totalmente iluminado, en el corazón, dentro de nosotros.
Construyendo en nuestro corazón una copa dorada que sostiene el mundo; en la copa hay luz, hay fuego, hay agua. Todos esos elementos van purificando la Tierra a medida que la copa va sosteniendo la energía del planeta.
Nutrimos la Tierra con la ternura y el amor, como lo haríamos con un bebito.
Al finalizar el ejercicio cerramos la imagen con al siguiente afirmación:
“Nuestra Tierra es luz, amor y paz. Se nutre todo el tiempo de la Amada Presencia que vive en plenitud en cada ser que la habita, con la copa eternamente llena en cada corazón”.
Pedimos a todos los Ángeles que se cumpla esta nutrición y curación.
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