jueves, 24 de noviembre de 2011


Es posible que te pases la vida haciéndote preguntas:
¿Cuál es mi misión?, ¿qué hago aquí?, ¿de dónde vengo?, ¿hay vida antes de la vida?
Y es claro que si te haces las mismas preguntas un día y otro, es, o porque no has recibido respuesta, o si te han respondido no lo has escuchado.
Te saco de dudas: Si te han respondido, siempre lo hacen,
pero con tanto ruido como hay en ti, es imposible que esc
uches nada.
Cuando haces una pregunta en el mundo físico, esperas un momento,
en silencio, y escuchas la respuesta.
Haz lo mismo con tu alma, para el ruido de tu mente y espera, el alma siempre contesta, sólo has de estar atento; si no callas, es imposible que te llegue nada aparte de tu ruido.
Es en el silencio cuando vas a recibir información, toda la información que necesitas conocer, a veces, sin que preguntes.
Lo vas a conseguir con la práctica, y entonces descubrirás que el sonido del silencio
es el más hermoso de cuantos hayas podido escuchar,
porque en él vas a sentir la melodía de tu alma,
vas a sentir la melodía del amor, vas a sentir la Voz de Dios.

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