domingo, 27 de noviembre de 2011



  • Jesubilín
    (Alegría de Dios, regocijo del corazón)

    No te niegues nunca a hacer algo que pueda servir a los demás. Dios ha hecho del intercambio una moneda invisible que solo vale cuando abrimos el banco del corazón y por poco que parezca invertimos en acciones de amor. Quienes dicen no necesitar nada de nadie, son los que a la larga se quedan murmurando rumores pasados que ya nadie quiere oir. La solidaridad con los otros es una posibilidad de todos, solo que algunos se olvidan por un instante lo frágil de su fortaleza, que unicamente recuerdan cuando su corazón esta en bancarrota.

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