Oración a Rafael Arcángel
¡Tú eres el mensajero del amor de Dios! Te conjuramos, hiere nuestro corazón con un amor ardiente por Dios y no dejes que esta herida se cierre jamás, para que permanezcamos sobre el camino del amor en la vida diaria y venzamos todos los obstáculos por la fuerza de este amor. ¡Ayúdenos, hermanos grandes y santos, servidores como nosotros delante de Dios! Protéjanos contra nosotros mismos, contra nuestra cobardía y tibieza, contra nuestro egoísmo y nuestra avaricia, contra nuestra suficiencia y comodidad, contra nuestro deseo de ser apreciados. Deslíguennos de los lazos del pecado y de toda atadura al mundo. Desaten la venda que nosotros mismos hemos anudado sobre nuestros ojos, para dispensarnos de ver la miseria que nos rodea, y poder mirar nuestro propio yo sin incomodarnos y con conmiseración.
¡Claven en nuestro corazón el aguijón de la santa inquietud de Dios, para que no cesemos jamás de buscarlo con pasión, contrición y amor!
Busquen en nosotros la Sangre de Nuestro Señor que se derramó por nosotros. Busquen en nosotros las lágrimas de su Reina vertidas por nuestra causa. Busquen en nosotros la imagen de Dios destrozada, desteñida, deteriorada.
Imagen a la cual Dios quiso crearnos por amor.
¡Ayúdenos a reconocer a Dios, a adorarlo, amarlo y servirlo. Ayúdenos en la lucha contra los poderes de las tinieblas que nos oprimen solapadamente; ayúdenos para que ninguno de nosotros se pierda, y para que un día, gozosos, podamos reunirnos en la felicidad eterna!
Amén.
De la Red
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