viernes, 26 de octubre de 2012


HECATE
EL VIAJE DE PERSPECTIVA DE HECATE

Siéntate con la espalda bien recta y cierra los ojos. Inspira profundamente y deja salir el aire lentamente. Toma otra inspiración profunda y mientras espiras siente como cae tu cuerpo, como si te estuvieras quitando un vestido de seda que quedara extendido a tus pies. Toma otra inspiración profunda y visualiza a Hécate, la diosa anciana, de pie ante ti. Ella te ofrece su mano y tú la tomas.
Un sendero aparece ante ti y ambas os introducís en él. El sendero es de piedra negra, de grandes trozos de obsidiana y os lleva a un descenso en espiral. Tú bajas más y más, hacia lo profundo, siguiendo el camino en espiral junto a la diosa. La presencia de la diosa es tranquilizadora y confortante. Sigues bajando hasta llegar a una encrucijada. Allí el sende
ro de obsidiana se encuentra con un sendero de perlas blancas y con un sendero de coral rojo.
Los tres senderos se extienden ante ti. Pídele ayuda a ala diosa para decidir por que camino quieres seguirla diosa se sienta donde se encuentran los 3 caminos y te dice que te sientes junto a ella. Cuando te sientas, tomas conciencia del poder de los senderos, que vibran bajo tus pies. Inspiras profundamente y sientes las vibraciones en tu cuerpo. De pronto la vibración aumenta, y sientes como ráfagas de viento que recorren tu cuerpo limpiándote de todo. Las vibraciones te devoran, te envuelven, te sostienen. Las ráfagas vibrantes de viento te ayudan a desprenderte de todo, pensamientos, sentimientos, acciones. La diosa esta contigo por si necesitas ayuda.
El viento te envuelve y empiezas a volar en sus brazos. Te lleva de un lado a otro en su balanceo, arriba y abajo, Hécate vuela a tu lado.
Mientras el viento te lleva cada vez más arriba la diosa te pide que observes los 3 senderos, ahora ya no te parecen fascinantes, parecen pequeños e insignificantes, tres senderos, tres posibilidades.
El viento amaina y desciendes suavemente hasta el suelo. Es hora de volver. Agarras la mano de la diosa y ella te lleva hacia arriba por el sendero en espiral de obsidiana. A medida que asciendes, te notas llena de energía, relajada y calmada. Hécate te da un abrazo y le das las gracias por el viaje, por el don de la perspectiva y de la claridad que te ha dado. Ella te pide algo y tú se lo das agradecida. La diosa se desvanece y tú respiras profundamente de nuevo y cuando lo desees, abre los ojos.

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