LA ESFINGE
ENFRENTARSE CARA A CARA CON EL DESAFIO
Siéntate con la espalda recta y cierra los ojos. Inspira profundamente y deja salir el aire lentamente. Toma otra respiración y deja salir el aire con un suspiro. Inspira nuevamente y espira sacando todo el estrés y toda la tensión con un murmullo. Toma una última inspiración profunda y visualiza la pendiente de una colina frente a ti. Ves un sendero en la pendiente y comienzas a ascender por él. Al principio es suave y te lleva hasta un pequeño llano. Luego vuelve a empinarse, pero esta vez con tanto declive que te ves obligada a trepar hasta que llegas a una pequeña casa. Estas sin aliento y tienes sed, así que llamas a la puerta de la casa.
Una hermosa anciana, una mujer sabia, te abre la puerta. “Te estaba esperando” te dice la anciana. Le pides un poco de agua y la mujer te lleva a la parte de atrás de la casa y dándote una taza, te señala un manantial sagrado y te invita a refrescarte con su agua. Bebes del agua del manantial y te sientes con una profunda sensación de calma y bienestar. La anciana te toma de la mano y te introduce de nuevo en la casa. Su interior esta lleno de cosas hermosas y mágicas.
“Tengo algo que te va a hacer falta” te dice la anciana mientras coloca en tus manos un paquete grande. Es un paquete pesado “abre el paquete cuando llegues a la llanura de la visión, ya es hora de que te vayas” la mujer te acompaña a la puerta y te da un abrazo. Le das las gracias y te vas.
El sendero te lleva hasta una enorme llanura. Es la llanura de la visión, donde sopla un viento frió, claro y nítido. Allí podrás ver lo que necesitas ver. Inspira profundamente y exhala la claridad que te aporta la llanura de la visión.
Pones el paquete en el suelo y te agachas para abrirlo. Dentro hay una cota de mallas y una espada. Te pones la cota de mallas y empuñas la espada. La sientes bien en tu mano, con el peso y el equilibrio exactos.
De pronto algo cae a tus pies. Te agachas para recogerlo. Es un guante de mallas, un guantelete. Oyes una voz que te dice “Estas preparada para enfrentarte conmigo? Recoges el guante y te pones de pie para enfrentarte a tu desafió, que esta enmascarado frente a ti. Le echas el guante a los pies y tu desafió se lo pone. Vuestras espadas se cruzan y comienza el combate. Tu desafió intenta hacerte la zancadilla pero tu respiras y te mantienes en pie. Después intenta distraer tu atención, pero tú respiras para mantenerte centrada. Tu desafió es poderoso y persistente e intenta agotarte, pero tu permaneces centrada y fuerte, respirando profundamente, extrayendo de la tierra una fuerza ilimitada para tu cuerpo. Al final tu desafió te dice que dejara el combate si le das un abrazo. Envainas la espada y le tiendes los brazos y tu desafió se dirige hacia ti. Cuando abrazáis, las cotas de malla se disuelven y las espadas se desvanecen y ambos os fundís en un abrazo de amor y aceptación. Tu desafió se ha transformado en luz, una luz que tu cuerpo absorbe y que pasa a ser parte de ti. Te sientes fortalecida y revitalizada.
Abandonas la llanura de la visión y desciendes por el sendero. La casa de la mujer sabia, ya no esta allí y sigues bajando por el sendero, sintiéndote renovada, completa, emancipada, centrada y fuerte. Cuando llegas al final de la pendiente respiras profundamente y dejas salir el aire lentamente, regresando a tu cuerpo. Respiras de nuevo y cuando te sientas preparada, abre los ojos.
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