En un antiguo monasterio budista un joven monje le preguntó a su Maestro...
. Maestro ¿Que puedo hacer para no juzgar?
Me molesta que algunas personas piensen demasiado y otras sean tan ignorantes.
Califico a algunos como indiferentes.
Siento odio hacia los que son mentirosos.
. Maestro ¿Que puedo hacer para no juzgar?
Me molesta que algunas personas piensen demasiado y otras sean tan ignorantes.
Califico a algunos como indiferentes.
Siento odio hacia los que son mentirosos.
Sufro con los que calumnian.
- Pues vive como las flores! dijo el Maestro.
¿Como es vivir como las flores? preguntó el discípulo.
Obsérvalas comentó el Maestro, apuntando a los lirios que crecían en el jardín.
Ellas nacen en el estiércol, sin embargo, son puras y perfumadas.
Extraen del abono maloliente todo lo que les útil y saludable...mas no permiten que la tierra manche el frescor de sus pétalos.
Es justo ocuparse de los errores propios, mas no es sabio permitir que los vicios de otros nos importunen.
Los defectos de los demás no son tuyos.
Si no son tuyos no hay razón para aborrecerlos.
Ejercita, pues, la virtud de filtrar todo mal que viene de afuera.
ASÍ ES COMO VIVEN LAS FLORES.
- Pues vive como las flores! dijo el Maestro.
¿Como es vivir como las flores? preguntó el discípulo.
Obsérvalas comentó el Maestro, apuntando a los lirios que crecían en el jardín.
Ellas nacen en el estiércol, sin embargo, son puras y perfumadas.
Extraen del abono maloliente todo lo que les útil y saludable...mas no permiten que la tierra manche el frescor de sus pétalos.
Es justo ocuparse de los errores propios, mas no es sabio permitir que los vicios de otros nos importunen.
Los defectos de los demás no son tuyos.
Si no son tuyos no hay razón para aborrecerlos.
Ejercita, pues, la virtud de filtrar todo mal que viene de afuera.
ASÍ ES COMO VIVEN LAS FLORES.
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