Los Demonios.
En los comienzos de esta creación, Dios se ocupó de enviar al principal protagonista de esta escuela de superación interior. Su nombre era Luzbel, un ángel que irradiaba tanta bondad que la Luz de su amor llenaba de éxtasis a sus hermanos. Dios lo envió a tentar a los hombres y él no pudo negarse al mandato divino. Trajo a una legión de 72 ángeles, a los cuales se les borró la memoria para que pudieran llevar a cabo su misión sin titubeos. Así fue como se transformaron en Demonios, habitando los ciclos de la Oscuridad (son ciclos que interfieren en todos los planos de vibración).
Estos demonios, en forma de tentaciones, dominan el cuerpo de deseos del ser humano y también actúan acrecentando el ego en los espíritus del error.
(Fragmento del libro "El Cielo responde
Demonio significa "lleno de sabiduría" y se deriva del griego daimon que se traduce como "poder divino", "destino" o "dios". Para los griegos, los daimons eran espíritus mediadores, incluyendo aquellos de héroes deificados entre la humanidad y los dioses. Un daimon actuaba como un espíritu asesor.
Los demonios han sido clasificados en varios sistemas en la religión y la cultura occidental, desde por lo menos el año 100 al 400 de nuestra era. El Testamento de Salomón, que data de este período, describe el anillo mágico de Salomón que servía para comandar a los demonios llamados Djinn y ofrece los nombres y funciones de varios demonios hebreos, griegos, asirios, babilónicos, egipcios y quizás persas. Durante los siglos XVI y XVII, los cristianos expertos en estudios de demonología los catalogaron en varias jerarquías en el infierno y les asignaban atributos y deberes, incluyendo los de embajadas en diversas naciones terrestres.
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