LA HUMILDAD ES ALGO MUY EXTRAÑO. EN EL MOMENTO MISMO EN EL QUE CREEMOS TENERLA YA LE HEMOS PERDIDO.
Por eso es tan difícil ser humilde, porque en el momento que crees serlo, ¡ya no lo eres! En el momento en que te das cuenta que eres humilde, el ego entra en escena y la humildad desaparece. Jesús fue un maestro de la humildad, hablo de la belleza de las cosas sencillas: “Miren como crecen los lirios del campo! No trabajan ni tejen, pero yo les aseguro que ni Salomón en el esplendor de su gloria se vistió como una de esas flores”. La humildad es la libertad de no tener que demostrar nada a nadie, porque estas completamente seguro de tu identidad como hijo o hija de la divinidad.
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